El sábado 8 de agosto del 2020, aproximadamente a las 11 hs. de la mañana, recibimos llamados del Organismo Provincial de Desarrollo Sustentable (OPDS), investigadores del Laboratorio de Mamíferos Marinos de la Universidad Nacional de Mar del Plata y de la Prefectura Naval Argentina, por una supuesta ballena, la cual se encontraría varada en playas de Camet Norte (al norte de la localidad de Santa Clara del Mar).
Los videos que recibimos en esos momentos, que habían sido tomados horas antes, mostraban a un cetáceo de grandes dimensiones moviéndose cerca de la rompiente y respirando.

Operación Rescate: cachalote varado en Camet Norte
Inmediatamente nos preparamos y acudimos al rescate desde Aquarium, en el faro Mar del Plata, hasta la vecina localidad. En el camino gestionamos telefónicamente los permisos necesarios para poder ingresar en el partido de Mar Chiquita, al cual pertenece la localidad de Santa Clara del Mar.
Al llegar al lugar del varamiento, vimos que en realidad no se trataba de una ballena sino de un cachalote (Physeter macrocephalus), pero lamentablemente parecía que el animal ya había muerto. Personal de la Prefectura Naval Argentina, de OPDS, bomberos y la policía local ya se encontraban allí y nos dispusimos a confirmar la muerte. Nuestro equipo formado por veterinarios, biólogos y especialistas, entró al agua para tomar contacto directo con el ejemplar, conjuntamente con dos buzos de Prefectura.
Se trataba de un cachalote macho adulto y ya no respiraba, no presentaba muchas marcas provocadas por el varamiento, más allá de las marcas características propias de la especie. Se le tomaron las medidas, tenía un largo total de unos 16,5 metros lo que hace suponer que un peso aproximado a las 30 toneladas.

Como el animal tenía poco tiempo de muerto, se le extrajo sangre con intención de obtener algún dato clínico y también se tomaron muestras de piel y grasa para efectuar estudios genéticos y toxicológicos. Las muestras fueron compartidas con el Laboratorio de Mamíferos Marinos de la Universidad Nacional de Mar del Plata y OPDS.
Esta especie de cetáceo, se diferencia de las típicas ballenas (las cuales se caracterizan por sus “barbas filtradoras de alimento”), por la presencia de dientes. Así los cachalotes pertenecen al grupo de los Odontocetos dentro del cual, es su mayor exponente.
Los cachalotes son de vida oceánica y si bien tienen distribución en aguas sud- atlánticas, es difícil verlos cerca de la costa. En general las hembras se desplazan en grupos con sus crías y los machos son solitarios hasta la época de apareamiento.
El individuo varado en Camet Norte, pertenece a una de las tres especies de cachalote que existen en el mundo, siendo esta la más grande. Las otras dos especies, el cachalote enano (Kogia sima) y el pigmeo (Kogia breviceps) son mucho más pequeñas. En nuestra larga trayectoria hemos asistido a varamientos de estas dos pequeñas especies de cachalote, pero fue la primera vez que nos encontramos con un cachalote de la especie Physeter macrocephalus .
Los cachalotes, al igual que las ballenas, fueron muy cazados en siglo XIX y quizás su exponente más famoso fue “Moby Dick”.
Procedimiento con especies fallecidas en las costas
Ésta es una pregunta muy frecuente que se hacen las personas, pero realmente ¿qué pasa cuando un cetáceo de grandes dimensiones mueren en la costa o su cuerpo es arrastrado muerto por las mareas y olas?
En forma natural queda allí y en muchos casos es alimento de distintos carroñeros (aves, animales terrestres y marinos), pero en estos casos en donde el varamiento se produce en zonas pobladas por el hombre, representa un problema sanitario.
En muchos países y en donde la topografía costera lo permite, el animal es arrastrado mar adentro por los servicios de guardacostas y se hunde el cuerpo de alguna manera para que no vuelva a encallarse. A veces también se lo hace estallar mediante explosivos. Ésta última es una operación compleja, pero permite destruir el cuerpo de tal manera que rápidamente sea consumido por los distintos grupos de fauna marina.
Si es posible lo mejor es remover el cuerpo mediante pala mecánica y transportarlo a algún lugar campo adentro en donde se lo entierra. El lugar de entierro debe seleccionarse con cuidado de tal manera que no entorpezca alguna actividad agropecuaria. Lo ideal es que el lugar quede marcado para, con el tiempo, poder recuperar el esqueleto y que sirva en algún museo.